Pasamos de las páginas amarillas al smartphone. Hace relativamente poco tiempo buscábamos en un libro pesado con cientos de páginas muy finas la información para contactar con quien queríamos. Ahora basta con poner una palabra en una ventana pequeña con una lupa para que aparezca enseguida lo que buscamos en la pantalla de nuestro dispositivo más usado.
También pasamos de la letra ínfima de la guía telefónica a la accesibilidad de las páginas web, que nos permiten ampliar todo (o casi todo) con dos dedos.
En estos tiempos raros en los que ya no vamos a la ferretería del barrio porque frecuentamos el macroespacio de bricolaje que tiene aparcamiento para cien coches, es importante hacer visible el valor de lo propio: si tenemos un pequeño negocio, tendremos que hablar con los clientes, seguir cultivando la confianza y la cercanía que hizo que ese modelo funcionara antes.
Es cierto que los lugares de conversación cambiaron, o aparecieron otros nuevos, como facebook o twitter…. pues ahí también podemos hablar con los clientes, abrir nuestra marca, tener diferentes mostradores de nuestro servicio.
La irrupción de las redes sociales no es sinónimo de renunciar a otros espacios de conversación, sino optar a nuevos lugares donde interaccionar y conocernos.
Si nuestro público es usuario de internet buscará en internet.
Así que puede ser el momento de pensar en hacerse visible en los lugares donde buscan las personas a las que queremos llegar.
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